domingo, 15 de agosto de 2010

Un día

Llovía y hacia frío, las dudas me embargaban y con ellas el miedo.
Decidí ignorar el agua y Salí fuera caí como impía contra el suelo
Y comencé a dar golpes contra el suelo, hasta lograr que los nudillos
Sangraran sin control. No podía ser, aquello no me estaba sucediendo
A mi me dije una y otra vez intentando como incrédula creérmelo.
Mientras miraba el suelo y lloraba solo un nombre sonaba en mi mente.
¿Por qué? Me pregunte una y otra vez…
¿Qué es lo que me ocurre?, ¿donde quede yo?, por que esta no soy yo.
Ya no recuerdo nada, mi mente gira entorno a ella, respiro por ella
Y ya no vivo…solo existo.
Me arranque la cadena, que colgaba en mi cuello,
Hacia pocos días que me la había comprado en ella portaba una cruz
La mire durante no se cuanto tiempo. Ese día llore como nunca lo
Había echo, y a pesar de todo y de mi misma descubrí…que ella era
Lo más importante. Y supe…el que ama ya no es dueño de sus
Emociones yo solo poseía las de ella, sus lagrimas sus anhelos.
Mire hacia el cielo y grite su nombre como posesa, quizás esperando
Que ella me escuchara…a pesar de la lejanía su respiración
Cubrió mis sentidos y alivio mi dolor.
Mis lágrimas se mezclaron con la lluvia, y limpio mis nudillos
Aun sangrantes. Me sentía entonces aliviada por al fin
Poder reconocerme y gritarme a mi misma que un día…
Me enamoré. De que la amaba y ella a mi también abracé la dicha
De ese sentimiento y lo que me hacia sentir.

No hay comentarios:

Publicar un comentario